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      Número 4 / Adar 5780 – Marzo de 2020

      Edición para Refuá Shelemá de Yaakov Ben Sara

      Dejarse robar a sabiendas

      ¿Debo despedirlo, sabiendo que me roba?

      Dan descubre que Ari, su mejor empleado, le roba, y quiere mantenerlo en su puesto porque aun contabilizando lo que Ari le roba, su negocio prospera.

      “Las cámaras del negocio filmaron todo. Al principio no lo quise creer y decía que no, que no es cierto, que lo que Ari se estaba guardando en sus bolsillos eran los comprobantes sobre los que tenía alguna duda, para revisarlos más tarde, pero luego mi hijo agregó otra cámara oculta, y tuve que aceptar la cruda realidad: Ari me roba cada día dinero en efectivo”. “No te entiendo Dan, si Ari te está robando, debes despedirlo y hasta quizás denunciarlo. ¿Cuánto tiempo hace que sabes de esto?” “Dos años.” “¿Dos años y aún no lo despediste? Déjame ordenar un poco todo esto… a ver… me estás invitando a tomar un café porque quieres que te ayude a tomar una decisión difícil; nos encontramos; me cuentas que tu mejor vendedor, quien no por casualidad es también el encargado de tu principal negocio y tu hombre de confianza, te roba, y lo hace todos los días. ¡Y hace dos años! ¡Y lo sabes! ¿Me puedes explicar qué tipo de consejo esperas de mí en un caso así? Cualquier persona simple te diría lo que yo te dije: debes despedirlo. Punto final”. “Marqui, déjame que te explique la situación entera, tenme paciencia… despedirlo fue mi primera reacción también, no creas que no lo pensé… préstame atención y comprenderás la historia completa… Ari me roba. A pesar de tener un buen puesto y un buen salario, a pesar de ser reconocido, de la confianza, y otras cosas más, me roba. La pregunta es la siguiente: sé que no podré encontrar a nadie como él para el puesto; sé que es el mejor vendedor, sin ningún lugar a dudas, y que su experiencia, consejos y proactividad, lo transforman en una figura indispensable para mi negocio y prosperidad; sé que su manejo del personal es extraordinario, y también sé que ningún empleado me roba… –paradójicamente- ¡porque está él, que es el único al que autoricé a realizar descuentos! Espera, Marqui, no pongas esa cara, déjame continuar, que aquí viene lo más interesante del caso… durante estos dos años pude haber hablado con Ari sobre esto, pero no lo hice porque tengo la seguridad de que, de haberlo hecho, no sólo que no arreglaría nada, sino que además lo perdería, y él pasaría una vergüenza enorme… Fíjate: todo este tiempo estuve monitoreando los números del negocio bien de cerca con el máximo nivel de detalle, especialmente los de esta sucursal, y el resultado es que aun con lo que Ari me roba, sigue siendo lo más conveniente mantenerlo como mi encargado. En otras palabras: si despido a Ari, me pierdo de ganar mucho dinero, y pongo en riesgo la sucursal, y si lo dejo, el negocio seguirá su rumbo de crecimiento. ¿Qué dices, debo despedirlo, o puedo dejarlo trabajando conmigo sabiendo que me roba, pero perdonándole lo que se lleve?”

      Halajot

      1. Aun cuando Ari, el encargado, tiene la potestad de tomar decisiones monetarias relacionadas con el funcionamiento y ventas del comercio, tales como realizar descuentos a los clientes, esto no le da permiso de tomar dinero para sí mismo (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 183). Por ejemplo: aunque Ari tiene permitido vender un producto de 200 en 170, no tiene permitido quedarse con los 30 de diferencia.
      2. Dan podría perdonar a Ari, su empleado, por el dinero que le robó; incluso podría perdonarle el dinero que Ari robe a futuro; sin embargo, esto no exime a Ari de pasar por la prohibición de “Guezel”, o sea, robo, puesto que Ari no sabe que le han permitido tomar el dinero (Rashí en Bamidbar 30:6; Talmud Babli, Nazir 23a y Kidushin 81b)
      3. Así mismo, si Dan perdonara a Ari el robo y le permitiera seguir trabajando, ahora Dan, el empleador, sería cómplice del robo de Ari –¡a sí mismo!- al apoyar una situación prohibida a sabiendas (mesayea lidbar averá). Por lo tanto, Dan no tiene permitido mantener a Ari en su puesto (Shulján Aruj, Yoré Deá 151:1).

      Halijot

      1. Aunque a priori podría parecer lo contrario, la conducta de Dan es intachable. Dan está buscando desde el principio actuar con la mayor de las rectitudes, y lograr un equilibrio entre el interés personal por su negocio, y la situación de Ari. Él razona que: “En principio, Ari no va a dejar de robar. Ni aquí ni en otro lado. Si lo despido, continuará robando a otros. Si no lo despido, y le perdono lo robado y lo que robe a futuro, quizás lo que él tome ya no sea ´robo´, porque lo perdoné”. Más allá de que la Halajá no se lo permitió, notemos la intención positiva, la honestidad en preguntar y buscar hacer lo correcto, y la entereza con la que enfrenta una prueba tan difícil como la de saber que su empleado de confianza le roba y que todo su negocio podría estar en riesgo. El Sifté Jaim (Moadim 396) explica que la característica de alguien “Yashar”, o sea recto, es que naturalmente busca hacer lo correcto y lo bueno, y que nota ya en tiempo presente, la rectitud de los decretos de Hashem, y su justicia.
      2. La prohibición de robar está categorizada como una de las mitzvot que la lógica humana impone, y no es necesario explicarla. Sin embargo, Ari tropezó con el robo. ¿Cómo se entiende esto? El Sifté Jaim (Midot bet, 243) explica que una persona que roba generalmente no ve que está robando, no lo nota, ya que lo justifica con todo tipo de teorías que él mismo se cree, diciéndose, por ejemplo, que lo que está tomando le pertenece a él, ya que fue a través de su trabajo que el negocio prosperó, o que se generó tal o cual venta, o bien diciéndose que quedarse con la diferencia entre el precio de venta y el descuento no cambiará nada al dueño del negocio, siendo que con el descuento tampoco habría ganado ese dinero.

      Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
      una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
      no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
      para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.

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