
Número 14 / Elul 5780 – Agosto de 2020
Edición para Refuá Shelemá de Moshé ben Rajel Miriam.
Pandemia y empleados
Presté a mi empleada doméstica
A raíz de la pandemia, “prestó” a una amiga su empleada doméstica por cuatro meses, y pasado el lapso, la amiga no se la devolvió.
Pregunta
Hola. Cuando comenzó la pandemia por el Covid-19, mi esposo debió hacer recortes y achicar gastos. Uno de esos gastos era la empleada doméstica no yehudiá, que estaba trabajando con nosotros por hora hace unos seis meses. Para no perderla, con mi esposo decidimos que lo ideal sería “prestársela” por un tiempo a alguna amiga mía que estuviera necesitando de los servicios, y eso hicimos. Acordamos con esta amiga que la señora trabajaría con ella por cuatro meses, y luego regresaría. Los cuatro meses acaban de terminar, y cuando llamé a mi amiga para que me la regrese, me dijo con inocencia real, que le ofreció a la empleada un poco más de dinero, y que por eso, ahora la señora prefiere quedarse con ellos. Cuando llamé a la empleada, ella me confirmó que efectivamente, prefería quedarse en la casa de mi amiga porque le habían ofrecido un sueldo algo mejor que el que yo le pagaba. Mi amiga y yo tenemos una diferencia en el enfoque: ella dice que la empleada es libre de decidir, y yo digo que no debería tomarla bajo ningún concepto, y debería decirle que regrese con nosotros, ya que eso es lo que pactamos, y que los cuatro meses pasaron. Ambas estuvimos de acuerdo en consultar con ustedes qué es lo que corresponde, ¡aunque para mí es obvio! Gracias,
Respuesta
Sin ningún lugar a dudas la empleada puede decidir dónde quiere trabajar. Pero ese no es el punto central de la pregunta. La Halajá es muy clara en estos casos, y establece que su amiga tiene prohibido ofrecerle a la empleada (o empleado) de otro –en este caso, usted- más dinero a fin de que ésta prefiera trabajar con ella.
Conocemos casos en los que el empleador a veces trama junto con el potencial empleado un despido temporal artificial para, luego de un tiempo, generar una nueva contratación que no genere sospechas del empleador anterior. Cabe aclarar que esto también está prohibido en este caso.
Su amiga tiene ahora en sus manos una gran oportunidad: explicarle a la empleada que, por un lado, las normas con las que nos manejamos los yehudim no le permiten tomarla para que trabaje en su casa, y por el otro, que si lo hiciera, estaría dañando a una amiga, o sea, a usted. De este modo, además de cumplir con la Halajá como corresponde, estará haciendo un Kidush Hashem (santificación del nombre de Hashem) con su buen acto, y mostrará que los yehudim nos cuidamos, nos respetamos, y tenemos códigos éticos que cumplimos.
Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.
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