
Número 2 / Shevat 5780 – Febrero de 2020
Edición para Refuá Shelemá de Yaakov Ben Sara
Comprar algo reservado por otro
¡Papá, yo quiero ESE departamento!
La familia Levi pagó la reserva de un departamento y antes de la escritura, otro cliente ofreció un valor mayor, y lo compró para su hija.
“Papá, ¡no lo puedo creer! ¡No es justo! ¡Ese es el departamento de mis sueños! La ubicación perfecta, el tamaño ideal, la luz del sol, los servicios, la cantidad de habitaciones, la cocina, el jardín con mucho espacio para la Sucá, ¡todo como soñaba para mi boda! ¡Además, a Salo también le gustó!” “No sé qué decirte Jani… hoy llamé a la inmobiliaria para ver si era cierto lo que me comentaron mis amigos, y me confirmaron que sí, que efectivamente la familia Levi lo reservó, los dueños recibieron la propuesta, y están negociando el precio… no sé qué decirte, ni qué hacer… me apena por ti… por ustedes…, pero no te preocupes Jani, estoy seguro que Hashem les tiene reservado un departamento hermosísimo, solo que todavía no sabemos cuál es”. “¡Papá, yo quiero ESE departamento! Desde el mismo día en que vi el aviso del proyecto te dije que lo quería para formar mi hogar allí, ¡ese departamento se construyó para nosotros! ¡Papá, debe haber un error!”, dijo Jani dejando caer sus primeras lágrimas de frustración. “Pero Jani, yo ya hice mi parte: llamé, averigüé, y me confirmaron que están a punto de firmar la escritura. No puedo hacer nada, Jani. Perdón.” “Pero Papá, sí puedes hacer algo, insistió Jani. La familia Levi simplemente lo reservó, no lo compró. Una reserva no es más que una demostración de que tienes la intención de comprarlo… una reserva no es la compra misma…. Si tú les ofreces un importe algo mayor seguramente le devolverán el dinero de la reserva a la familia Levi, ¡y te lo venderán a ti! ¡A la inmobiliaria únicamente le interesa concretar la venta! Y los dueños del departamento, ¿qué es lo que quieren?… ¡únicamente venderlo, y por el mayor precio posible!, ¿no es así Papá?” “No sé si sea correcto hacer algo así Jani, lo tengo que pensar… si lo hago es solo por ti, pero no sé, no sé… tengo mis serias dudas de que algo así esté permitido… ¿me entiendes?” “¡Papá!, ¡Papá!”, dijo Jani rompiendo en un llanto desconsolado, “¡Papá, no me hagas esto, es mi boda, es mi departamento, no podría tolerar pensar que los Levi viven allí, en MI casa!” El Sr. Cohen llamó nuevamente a la inmobiliaria y ofreció un valor mayor por la compra del departamento. La inmobiliaria aceptó. Los dueños también. Después de todo, se dijo el Sr. Cohen, por la felicidad de mi hija, soy capaz de hacer cualquier cosa…
Halajot
1. El Sr. Cohen tiene prohibido interferir en la operación de compra-venta del departamento ya que la familia Levi lo reservó. Incluso si los Levi solo lo hubieran apalabrado, también estaría prohibido que el Sr. Cohen interfiera para comprárselo a su hija Jani. Esto se enmarca en una prohibición que la Halajá denomina aní hameapej bajarará (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
2. Esta prohibición de interferir en una operación de compra-venta también se aplica cuando se trata del alquiler de una vivienda que ya había sido apalabrada o reservada por un potencial inquilino, y otro interfiere para alquilar aquel departamento. Por ejemplo, si la familia Levi apalabra o reserva un departamento para alquilarlo, el Sr. Cohen no tiene permitido ofrecer más dinero para así conseguir que se lo alquilen a él en lugar de a la familia Levi (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
3. Así mismo, la prohibición se aplica a la contratación de un empleado que ya fue apalabrado por otra empresa. Por ejemplo, si el Sr. Levi fue contratado, aunque sea de palabra, para trabajar en una empresa, el Sr. Cohen tendrá prohibido ofrecerle al Sr. Levi un trabajo en su empresa (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
4. En este último caso la prohibición es bilateral. O sea: si el Sr. Cohen pasó por la prohibición y le ofreció un puesto de trabajo al Sr. Levi, éste tiene también prohibido aceptar ese trabajo (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
5. En objetos muebles también existe esta prohibición, por ejemplo, si un cliente apalabró comprar un automóvil, un teléfono, un vestido de novia, o hasta un chocolate…, estará prohibido que otro cliente interfiera en la operación compra-venta ofreciendo un mayor importe por ese mismo objeto para quedárselo (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
2. Esta prohibición de interferir en una operación de compra-venta también se aplica cuando se trata del alquiler de una vivienda que ya había sido apalabrada o reservada por un potencial inquilino, y otro interfiere para alquilar aquel departamento. Por ejemplo, si la familia Levi apalabra o reserva un departamento para alquilarlo, el Sr. Cohen no tiene permitido ofrecer más dinero para así conseguir que se lo alquilen a él en lugar de a la familia Levi (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
3. Así mismo, la prohibición se aplica a la contratación de un empleado que ya fue apalabrado por otra empresa. Por ejemplo, si el Sr. Levi fue contratado, aunque sea de palabra, para trabajar en una empresa, el Sr. Cohen tendrá prohibido ofrecerle al Sr. Levi un trabajo en su empresa (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
4. En este último caso la prohibición es bilateral. O sea: si el Sr. Cohen pasó por la prohibición y le ofreció un puesto de trabajo al Sr. Levi, éste tiene también prohibido aceptar ese trabajo (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
5. En objetos muebles también existe esta prohibición, por ejemplo, si un cliente apalabró comprar un automóvil, un teléfono, un vestido de novia, o hasta un chocolate…, estará prohibido que otro cliente interfiera en la operación compra-venta ofreciendo un mayor importe por ese mismo objeto para quedárselo (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
Halijot
1. Lamentablemente, Jani quedó atrapada en las redes de la envidia y el celo, causando de ese modo que su padre tropiece, y generando así también un perjuicio a la familia Levi al quitarles el departamento que ya habían reservado. Con su gran sabiduría, el Rey Shelomó (Kohelet 4:4) dijo: “Noté que todo el esfuerzo, y todo acto positivo (que la persona realiza) son por envidia al prójimo”. Jani no podía tolerar que “otro” gozara de “su” departamento. El Even Ezra comenta sobre esto: “La mayoría de los esfuerzos de la persona, así como también sus actos positivos, son porque la gente se envidia mutuamente; la persona busca glorificarse por sobre su compañero, y no ser menos que el otro, ni en su casa, ni en su vestir, ni en su alimento, ni en sus conocimientos, ni en su buen nombre”. El Mesilat Yesharim (Capitulo 4) recomienda fuertemente no escatimar en esfuerzos, y estar constantemente alerta y notar cuál es el móvil de las propias acciones…
2. Para entender el comportamiento de Jani es importante resaltar que la raíz de la envidia, al igual que la raíz de la ira y de la altanería, es el desconocimiento, o el olvido de que Hashem supervisa absolutamente todo lo que le sucede a la persona (hashgajá peratit). Jani parece olvidar que fue Hashem, y no la familia Levi, ni su padre, quien decretó que ese departamento no fuera para ella. El Shomer Emunim (Capítulo 13) explica este fundamento de un modo esclarecedor: incluso si a la persona le ocurre algo pequeño -por ejemplo, si quiere servirse agua caliente y se sirve agua fría, o si quiso tomar de su bolsillo tres monedas y salieron dos-, que crea y que sepa que todo lo que le sucedió, estuvo supervisado directamente por el Creador, y que justifique aquello por Justicia Divina. Así también, si fue despreciado, o recibió algún tipo de sufrimiento por parte de su esposa o de su compañero, que sepa y que crea que nadie tiene la fuerza de hacerlo sufrir más que lo que le fue decretado. Y aquel que se acostumbre a ver la supervisión Divina en cada cosa que le ocurre no se encolerizará por nada, no odiará, y se salvará de innumerables transgresiones y sufrimientos, por cuanto que él cree y sabe que todo esto que le ocurrió proviene únicamente de Hashem.
2. Para entender el comportamiento de Jani es importante resaltar que la raíz de la envidia, al igual que la raíz de la ira y de la altanería, es el desconocimiento, o el olvido de que Hashem supervisa absolutamente todo lo que le sucede a la persona (hashgajá peratit). Jani parece olvidar que fue Hashem, y no la familia Levi, ni su padre, quien decretó que ese departamento no fuera para ella. El Shomer Emunim (Capítulo 13) explica este fundamento de un modo esclarecedor: incluso si a la persona le ocurre algo pequeño -por ejemplo, si quiere servirse agua caliente y se sirve agua fría, o si quiso tomar de su bolsillo tres monedas y salieron dos-, que crea y que sepa que todo lo que le sucedió, estuvo supervisado directamente por el Creador, y que justifique aquello por Justicia Divina. Así también, si fue despreciado, o recibió algún tipo de sufrimiento por parte de su esposa o de su compañero, que sepa y que crea que nadie tiene la fuerza de hacerlo sufrir más que lo que le fue decretado. Y aquel que se acostumbre a ver la supervisión Divina en cada cosa que le ocurre no se encolerizará por nada, no odiará, y se salvará de innumerables transgresiones y sufrimientos, por cuanto que él cree y sabe que todo esto que le ocurrió proviene únicamente de Hashem.
Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.
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