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      Número 86 – Shebat 5784 – Enero de 2024

      Edición dedicada para apoyar a Osher Beyosher en su hermosa tarea

      Contratación de servicios intangibles

      Me aseguró que vendría y faltó

      Contrató a un disc-jockey para la boda de su hija y le pidió expresamente que estuviera él, y no otro, pero vino un empleado, y pregunta si puede reclamar.

      Pregunta

      ¡Hola! Para la boda de mi hija contraté un disc-jockey de los mejores de la ciudad. Como entiendo de música, quise asegurar la buena calidad del sonido y, obviamente, la música adecuada para cada momento. No es lo mismo el momento de la recepción que la entrada de los novios al salón, ni es lo mismo el momento de comer que el de bailar, etc. Además, saber combinar temas es un gran arte, ¡y él lo sabe hacer muy, muy bien! Al contratar los servicios le aclaré que no quería que mande a nadie de su equipo, como acostumbran algunos profesionales, ya que me gusta mucho su estilo, y aceptó asegurándome que vendría él mismo. Cabe aclarar que sus servicios son bastante más caros que los de un disc-jockey promedio, y que pagué gustoso la diferencia sabiendo que realmente lo vale. Como ustedes podrán imaginarse… finalmente vino alguien del equipo a quien no conocía. Muy amable y receptivo, pero con un desempeño standard, no destacado por la calidad. Mi pregunta es si puedo reclamar por lo ocurrido. Por un lado, imagino que sí, ya que me aseguró de palabra -no firmamos ningún contrato- que vendría en persona, y pagué más justamente por tratarse de él. Sin embargo, al ser un “servicio intangible”, que además ya lo “consumí”, quizás no haya lugar al reclamo: ¿cómo se mide la “calidad musical” en una fiesta que ya ocurrió? Podría ser muy relativo, y en cierto punto es hasta subjetivo. Agrego un punto más: si es que sí puedo reclamar, ¿cómo se calcula esa diferencia? ¡Gracias!

      Respuesta

      ¡Hola! Por más que la contratación haya sido de palabra, la misma tiene valor legal según la Halajá, y faltar a ella implica transgredir una prohibición denominada “mejusar amaná” (falta de credibilidad en lo apalabrado). En este caso, el disc-jockey le aseguró que estaría presente y, aunque no se firmó ningún contrato, la palabra es suficiente para generar el compromiso, y usted podría reclamar por el servicio que no recibió. Para hacerlo, se debe tasar con un Rabino la diferencia entre la calidad del servicio contratado, y la del recibido, y acordar entre las partes el pago de esa diferencia. Es cierto que se trata de un servicio intangible y además difícil de medir, que usted ya consumió. Por eso, en situaciones como esta, muchas veces se busca la cotización de un disc-jockey de calidad similar a quien le enviaron, y la diferencia a pagar es la diferencia de costo entre uno y otro. Por ejemplo: si un disc-jockey promedio en su ciudad cuesta 10, y usted pagó 15 por éste, el acuerdo entre ambos podría ser que él le devuelva a usted 5. Cabe sugerirle que antes de reclamar averigüe que fue lo que ocurrió, es decir, por qué motivo no asistió, pues podría ser que fue por algún motivo de fuerza mayor. Y aunque en un caso como este la Halajá no cambia y usted de todos modos puede reclamarle, es probable que usted valore que en lugar de dejarlo sin disc-jockey, él resolvió la situación consiguiendo un reemplazo, y probablemente le cobre una diferencia menor, o no le cobre ninguna. ¡Gracias!

      Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que no debemos deducir Halajot,
      ni hacer comparaciones, sin conocer profundamente el tema. Si tienes dudas
      de cómo hacer en tu caso, por favor, consulta con tu Rabino.

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