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      Número 28 / Yiar 5781 – Abril de 2021

      Edición dedicada Lehatzlajat Daniel Menajem ben Eliahu Yaacov

      Accidente caro

      ¿Quién paga los vinos rotos?

      Un hombre mayor tropieza en una tienda Kosher en lo que podría haber sido un accidente grave, y quien lo salva, rompe accidentalmente seis botellas de vino francés muy caro.

      Pregunta

      ¡Hola! Soy dueño de una tienda de productos Kosher. Unos días atrás entro un hombre mayor y, mientras compraba, perdió la estabilidad, cayendo sobre la góndola de los vinos franceses. Un cliente que estaba justo en el momento indicado, notó que el hombre estaba por caerse, y con una habilidad, diligencia, y reflejos impresionantes, logró frenar su caída agarrándolo en el aire, y ayudándolo a que -Baruj Hashem-, no le pasara nada. Al hombre no le pasó nada… pero lamentablemente seis botellas del vino más fino (y más caro, ¡y más rico!), cayeron al piso, y se rompieron. Tras darle auxilio al hombre mayor, y de ayudarlo a recomponerse, pregunté si alguien conocía qué debía hacerse con los vinos, o sea, quién debe pagarlos. ¿Quizás simplemente se trata de un accidente que me tocó y yo debo absorber el costo de los vinos rotos? ¿O quizás el hombre mayor sea quien debe pagar los vinos, ya si bien los rompió el hombre que lo rescató, la responsabilidad por la caída es del hombre mayor? Además, fuimos varias las personas que notamos que de no haber intervenido quien lo rescató, seguro se habrían roto al menos diez botellas más con su caída (más allá del riesgo para la salud del hombre, obviamente), y que esas seis botellas fueron un “precio barato” al lado de lo que podría haber ocurrido. ¿O quizás deba pagarlas el hombre que ayudó al anciano, ya que después de todo fue él mismo quien las rompió en su intento por ayudar al hombre mayor? Agradezco a Hashem que todos los involucrados decidimos al unísono, y sin conflictos, consultarles a ustedes qué es lo que debemos hacer. ¡Muchas gracias!

      Respuesta

      ¡Hola! Según se desprende de su relato, es claro que no había otro modo de ayudar al hombre mayor en su caída. O sea: la rotura de las botellas fue una consecuencia natural e inevitable (o casi inevitable) de haber ayudado al hombre a que no ocurra un accidente peor. Siendo esto así, el hombre mayor es quien deberá pagar el precio de las botellas de vino rotas.

      Por otro lado, quizás parezca extraña la aclaración que haremos, pero esto es así porque suponemos que el hombre mayor hubiese preferido pagar las botellas y que lo salven, a caerse y lastimarse, pero si él hubiera preferido caerse, y que no lo salven (lo cual obviamente es muy raro), entonces el salvador es quien debería pagarlas.

      Así también cabe aclarar que si la caída habría sido solo un tropiezo sin consecuencias mayores, ni para el hombre, ni para las botellas, y la intervención del hombre que ayudó al anciano rompiendo involuntariamente las botellas, no habría sido realmente necesaria para evitar un golpe peligroso, entonces no podríamos obligar Halájicamente al hombre mayor a realizar el pago, y quien lo salvó debería pagar los vinos rotos.

      Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
      una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
      no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
      para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.

      Para compartir tus comentarios, historias, ideas, o sugerencias,
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