
Número 1 / Kislev 5779 – Diciembre de 2019
Llamar ex-clientes sin permiso
¿De quién son esos clientes?
Iosi abre su propio negocio y llama sin permiso a quienes fueran sus clientes
por muchos años en la empresa de Don Sion, para que le compren
por muchos años en la empresa de Don Sion, para que le compren
Al evento de apertura le siguieron tres meses de muy buenas ventas. Iosi estaba exultante. Todo marchaba más
que bien, hasta que tuvo esa fatídica conversación con Abrumi. “¿Iosi, cómo hiciste para tener desde el primer
día tantos clientes?”, le preguntó Abrumi con sincera curiosidad de amigo. “Bueno”, dijo Iosi, “eso es fruto de
una buena planificación, de mucho trabajo, y de un buen nombre”. “Explícame”, le pidió Abrumi. “Te voy a contar…”
Primero debes tener bien claro qué vas a ofrecer y cómo vas a hacerlo, conocer muy bien el rubro, los proveedores,
la zona, las necesidades de la gente, el público… en fin, una buena y completa planificación de tu negocio.
Segundo, mucho trabajo: los días anteriores a la apertura me ocupé de llamar personalmente a cada uno y uno
de los clientes más fuertes que tenía cuando trabajaba en lo de Don Sion. Figúrate: ¡llamé a unas 300 personas,
uno por uno! Y ahí es donde entra el tercer punto: si tienes un buen nombre y una buena trayectoria entre tus
clientes, cuando los llamas personalmente para que te compren, casi seguro te siguen”. “Y cuéntame otra cosa Iosi, ¿Don Sion aceptó que te salieras del negocio de él así como así, y que además te llevaras su cartera de clientes?” “Abrumi, tú sabes del profundo amor y agradecimiento que tengo por Don Sion. No haría nada sin consultar con él. Ya cuando tenía en mi cabeza la idea de salirme, se la compartí y le pedí consejo. Ya sabes… le debo todo. ¡Trabajé junto a Don Sion desde los 10 años de edad hasta los 50, y fui su Gerente General por casi 25 años! Y ahora también, es gracias a Don Sion que pude abrir el negocio. Me prestó dinero, me aconsejó, y sí… aceptó mi decisión con amor sincero, y probablemente también con algo de dolor. Ahora bien Abrumi, no entiendo por qué pareces insinuar que Don Sion podría no estar de acuerdo en que llame a los clientes, si a fin de cuentas yo los atendí personalmente
durante muchísimos años, y el negocio que abrí está a casi 800 metros del de él… es verdad que en algún momento me pregunté si era correcto hacerlo, pero finalmente consideré que no…” “Iosi, ¿hablas desde la Halajá o hablas
desde tu lógica?” “Hablo desde mi lógica. Si bien es cierto que cuando entré a trabajar a la empresa con 10 años
de edad no tenía clientes propios, eso cambió radicalmente cuando tomé la Gerencia de la empresa.
¿No te parece que ahora son mis propios clientes y que tengo el derecho de llamarlos?”
que bien, hasta que tuvo esa fatídica conversación con Abrumi. “¿Iosi, cómo hiciste para tener desde el primer
día tantos clientes?”, le preguntó Abrumi con sincera curiosidad de amigo. “Bueno”, dijo Iosi, “eso es fruto de
una buena planificación, de mucho trabajo, y de un buen nombre”. “Explícame”, le pidió Abrumi. “Te voy a contar…”
Primero debes tener bien claro qué vas a ofrecer y cómo vas a hacerlo, conocer muy bien el rubro, los proveedores,
la zona, las necesidades de la gente, el público… en fin, una buena y completa planificación de tu negocio.
Segundo, mucho trabajo: los días anteriores a la apertura me ocupé de llamar personalmente a cada uno y uno
de los clientes más fuertes que tenía cuando trabajaba en lo de Don Sion. Figúrate: ¡llamé a unas 300 personas,
uno por uno! Y ahí es donde entra el tercer punto: si tienes un buen nombre y una buena trayectoria entre tus
clientes, cuando los llamas personalmente para que te compren, casi seguro te siguen”. “Y cuéntame otra cosa Iosi, ¿Don Sion aceptó que te salieras del negocio de él así como así, y que además te llevaras su cartera de clientes?” “Abrumi, tú sabes del profundo amor y agradecimiento que tengo por Don Sion. No haría nada sin consultar con él. Ya cuando tenía en mi cabeza la idea de salirme, se la compartí y le pedí consejo. Ya sabes… le debo todo. ¡Trabajé junto a Don Sion desde los 10 años de edad hasta los 50, y fui su Gerente General por casi 25 años! Y ahora también, es gracias a Don Sion que pude abrir el negocio. Me prestó dinero, me aconsejó, y sí… aceptó mi decisión con amor sincero, y probablemente también con algo de dolor. Ahora bien Abrumi, no entiendo por qué pareces insinuar que Don Sion podría no estar de acuerdo en que llame a los clientes, si a fin de cuentas yo los atendí personalmente
durante muchísimos años, y el negocio que abrí está a casi 800 metros del de él… es verdad que en algún momento me pregunté si era correcto hacerlo, pero finalmente consideré que no…” “Iosi, ¿hablas desde la Halajá o hablas
desde tu lógica?” “Hablo desde mi lógica. Si bien es cierto que cuando entré a trabajar a la empresa con 10 años
de edad no tenía clientes propios, eso cambió radicalmente cuando tomé la Gerencia de la empresa.
¿No te parece que ahora son mis propios clientes y que tengo el derecho de llamarlos?”
Halajot
1. Iosi tiene permitido hacer publicidad indirecta de
su nuevo negocio, o sea, puede hacerlo por medio de carteles, avisos en la calle, o medios de comunicación de cualquier tipo, a fin de que los clientes se acerquen por su propia cuenta para comprar. Sin embargo, no tiene permitido contactarlos directamente, como
por ejemplo a través de llamados telefónicos, cartas, emails, redes sociales, u otros medios, invitándolos
a que se acerquen a su negocio a comprar (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:5, Ramá).
2. La distancia entre el negocio de Don Sion y el de Iosi no es relevante, siempre y cuando los dos negocios rindan económicamente a sus dueños, y ellos sean ciudadanos locales en esa ciudad. Siendo así, Iosi podría abrir el negocio inclusive al lado del de Don Sion sin que esto represente una prohibición (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:5).
3. Iosi tendría permitido contactar directamente a los clientes de Don Sion para ofrecerles sus productos siempre que en los productos ofrecidos por Iosi se presenten grandes descuentos –o sea, que la diferencia de precios en relación a los de Don Sion sea tan grande, que un cliente no dudaría dónde comprar, y le comprará a Iosi-, o bien, si Iosi ofrece productos de una calidad notoriamente mayor que los de Don Sion. En un caso así, Don Sion no podría prohibirle a Iosi abrir su negocio desde la Halajá. Esto es así, porque al presentar diferencias de precio o de calidad tan significativas, se está ofreciendo un mejor producto o servicio a la sociedad (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:7, Ramá).
4. Sin embargo, si Iosi entiende que como consecuencia de realizar estas ofertas, o de diferenciarse por medio de la calidad del producto, puede causar el cierre del negocio de Don Sion, en un caso así, Iosi tendría prohibido abrirlo (ídem Rab Naftali Nusbaum – HaYashar VehaTov 6:50).
5. Si cualquiera de los clientes de Don Sion fuera a comprar al negocio de Iosi por su propia cuenta, o sea, sin que Iosi lo haya invitado directamente, no se le puede reclamar a Iosi este hecho, ni prohibirle que le venda mercadería a ese cliente, puesto que él no hizo nada para quitarle el cliente a Don Sion (Shulján Aruj Joshen Mishpat 386:10).
su nuevo negocio, o sea, puede hacerlo por medio de carteles, avisos en la calle, o medios de comunicación de cualquier tipo, a fin de que los clientes se acerquen por su propia cuenta para comprar. Sin embargo, no tiene permitido contactarlos directamente, como
por ejemplo a través de llamados telefónicos, cartas, emails, redes sociales, u otros medios, invitándolos
a que se acerquen a su negocio a comprar (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:5, Ramá).
2. La distancia entre el negocio de Don Sion y el de Iosi no es relevante, siempre y cuando los dos negocios rindan económicamente a sus dueños, y ellos sean ciudadanos locales en esa ciudad. Siendo así, Iosi podría abrir el negocio inclusive al lado del de Don Sion sin que esto represente una prohibición (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:5).
3. Iosi tendría permitido contactar directamente a los clientes de Don Sion para ofrecerles sus productos siempre que en los productos ofrecidos por Iosi se presenten grandes descuentos –o sea, que la diferencia de precios en relación a los de Don Sion sea tan grande, que un cliente no dudaría dónde comprar, y le comprará a Iosi-, o bien, si Iosi ofrece productos de una calidad notoriamente mayor que los de Don Sion. En un caso así, Don Sion no podría prohibirle a Iosi abrir su negocio desde la Halajá. Esto es así, porque al presentar diferencias de precio o de calidad tan significativas, se está ofreciendo un mejor producto o servicio a la sociedad (Shulján Aruj Joshen Mishpat 156:7, Ramá).
4. Sin embargo, si Iosi entiende que como consecuencia de realizar estas ofertas, o de diferenciarse por medio de la calidad del producto, puede causar el cierre del negocio de Don Sion, en un caso así, Iosi tendría prohibido abrirlo (ídem Rab Naftali Nusbaum – HaYashar VehaTov 6:50).
5. Si cualquiera de los clientes de Don Sion fuera a comprar al negocio de Iosi por su propia cuenta, o sea, sin que Iosi lo haya invitado directamente, no se le puede reclamar a Iosi este hecho, ni prohibirle que le venda mercadería a ese cliente, puesto que él no hizo nada para quitarle el cliente a Don Sion (Shulján Aruj Joshen Mishpat 386:10).
Halijot
1. Cuando Iosi se preguntó si era correcto usar
la cartera de clientes de Don Sion, debió haber
consultado su duda con un experto en Halajá –
un Rab.- en lugar de utilizar su propia lógica para tomar la decisión. La explicación de por qué la persona debe consultar –sobre todo en cuestiones de Halajá,
y sobre todo cuando se trata de transacciones o
cuestiones comerciales- es que resulta casi imposible analizar objetivamente los propios actos y tomar
decisiones imparciales y correctas, aun teniendo buenos conocimientos (Avot 1:16).
2. El amor, el respeto, y el agradecimiento de Iosi hacia Don Sion parecen indicar un buen grado de cumplimiento del precepto positivo de amar al prójimo como a uno mismo (Vaikrá 19:18). Sin embargo, Iosi debió haber considerado dos conductas que deben
ser centrales en todo Iehudí, y no fue así: a. lo que tú odias, no se lo hagas a tu compañero (Shabat 31a);
y b. que el dinero de tu compañero sea tan preciado para ti, como el tuyo propio (Avot 2:12). O sea: podemos afirmar con seguridad casi total que Iosi no estaría contento si alguien usara su cartera de clientes sin
su permiso; a su vez, del descuid o de Iosi, podemos ver que no fue cuidadoso con el dinero –los clientes- de Don Sion como lo hubiera sido con el suyo propio.
3. Si bien toda estrategia de negocios tiene su “plan maestro”, y es correcto que así lo sea, Iosi debió recordar que el éxito del negocio no depende ni de
su plan, ni de su trabajo, ni de su buen nombre, sino única y exclusivamente de la voluntad de Hashem.
Así explica el Kuntras Mitzvat haBitajón: el esfuerzo que la persona realice no servirá absolutamente de nada para incrementar o disminuir la ganancia que
ya fue decretada para ella. Siendo esto así, el uso indebido de la cartera de clientes no beneficiará
a Iosi en nada.
4. Iosi debió cuidar lo que podría pensar Don Sion, tanto de la situación, como de él. La Torá indica que
la persona debe estar “limpia de culpa” frente a los demás, y cuidar mucho que sus actos no sean
interpretados de un modo negativo, aun cuando
no tenga malas intenciones (Bamidbar 32:22).
la cartera de clientes de Don Sion, debió haber
consultado su duda con un experto en Halajá –
un Rab.- en lugar de utilizar su propia lógica para tomar la decisión. La explicación de por qué la persona debe consultar –sobre todo en cuestiones de Halajá,
y sobre todo cuando se trata de transacciones o
cuestiones comerciales- es que resulta casi imposible analizar objetivamente los propios actos y tomar
decisiones imparciales y correctas, aun teniendo buenos conocimientos (Avot 1:16).
2. El amor, el respeto, y el agradecimiento de Iosi hacia Don Sion parecen indicar un buen grado de cumplimiento del precepto positivo de amar al prójimo como a uno mismo (Vaikrá 19:18). Sin embargo, Iosi debió haber considerado dos conductas que deben
ser centrales en todo Iehudí, y no fue así: a. lo que tú odias, no se lo hagas a tu compañero (Shabat 31a);
y b. que el dinero de tu compañero sea tan preciado para ti, como el tuyo propio (Avot 2:12). O sea: podemos afirmar con seguridad casi total que Iosi no estaría contento si alguien usara su cartera de clientes sin
su permiso; a su vez, del descuid o de Iosi, podemos ver que no fue cuidadoso con el dinero –los clientes- de Don Sion como lo hubiera sido con el suyo propio.
3. Si bien toda estrategia de negocios tiene su “plan maestro”, y es correcto que así lo sea, Iosi debió recordar que el éxito del negocio no depende ni de
su plan, ni de su trabajo, ni de su buen nombre, sino única y exclusivamente de la voluntad de Hashem.
Así explica el Kuntras Mitzvat haBitajón: el esfuerzo que la persona realice no servirá absolutamente de nada para incrementar o disminuir la ganancia que
ya fue decretada para ella. Siendo esto así, el uso indebido de la cartera de clientes no beneficiará
a Iosi en nada.
4. Iosi debió cuidar lo que podría pensar Don Sion, tanto de la situación, como de él. La Torá indica que
la persona debe estar “limpia de culpa” frente a los demás, y cuidar mucho que sus actos no sean
interpretados de un modo negativo, aun cuando
no tenga malas intenciones (Bamidbar 32:22).
Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.
una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.
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o para recibir información sobre nuestros programas,
por favor escríbenos a: info@osherbeyosher.org
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