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      Número 3 / Adar 5780 – Febrero de 2020

      Edición para Refuá Shelemá de Yaakov Ben Sara

      Todos lo hacen

      ¿Es una falta de lealtad?

      El dueño de la competencia le ofrece a Víctor trabajar para ellos como Director Comercial.

      “¡Aún no lo puedo creer… me llamó él en persona, y me ofreció el puesto de Director Comercial de su empresa!” “Pero Víctor, tú estás hoy en un buen puesto, eres reconocido, los dueños de la empresa confían plenamente en ti, tienes una carrera… no sé si debieras irte así como así por dinero, ¡y a la mismísima competencia!” “Mi amor, esto en las grandes corporaciones es moneda corriente… todos lo hacen… si le gustas a una empresa simplemente te hacen una oferta… y te vas… En mi historial como Director, otras empresas se han llevado a mis mandos medios, a varios vendedores, y también a muchos operarios altamente calificados; yo mismo, nosotros, en la empresa, hemos contratado a gente que trabajaba en otras empresas con quienes teníamos trato. No buscamos a los profesionales más cotizados o más creativos, ni pagamos fortunas por conseguir profesionales excepcionales, pero sí, varias veces hemos traído empleados de otras empresas a trabajar con nosotros… ¿Recuerdas a Luis R., nuestro actual Director Financiero? Él trabajaba para la competencia, y si bien nunca fue de los empleados más buscados del medio, es un buen Director, y eso bastó para que nosotros lo llamáramos cuando se fue el anterior que teníamos, ¡quien justamente se fue porque otra empresa le ofreció el mismo puesto!” “No sabía que tú habías hecho alguna vez algo así… ¡no lo puedo creer! Nunca me lo contaste… ¡Dudo que la Torá permita algo así…!” “No te entiendo Jana, ¿estás sugiriendo que debería rechazar una oportunidad así, que además es lo más frecuente del mundo?” “Pero Víctor… ¿No crees que es una falta de lealtad con la gente con la que trabajas hace ya casi veinte años? ¿Qué van a decir de ti, de nosotros? ¿No te importa nuestro nombre? Víctor… ¿Estás escuchando lo que tú mismo estás diciendo?” “Sí, sí, te escuché bien… sí sería una falta de lealtad si hiciera eso, y sí que me importa nuestro nombre… Por eso lo primero que le dije cuando me llamó es que no podía irme sin haber conversado contigo, por un lado, y por el otro, sin haber conseguido antes un reemplazo para mí en la empresa; además, le explique que yo tengo un contrato que me impide irme así como así”. “¿Y qué te dijo?” “Sobre conversarlo contigo, me dijo: ´si la esposa no quiere, olvídalo, nunca funciona´; y sobre conseguir un reemplazo… bueno, francamente no estuvo muy de acuerdo… me dijo que me necesitan ya, que podría esperarme una semana, máximo diez días, pero no más…”

      Halajot

      1. En el Newsletter #2 se explicó que la prohibición de contratar a un empleado que ya fue apalabrado para trabajar en otra empresa se enmarca en el concepto que la Halajá denomina aní hameapej bajarará. La misma prohibición se aplica sobre una persona que tiene un contrato formal, y no solo fue apalabrada. Siendo esto así el empresario que le ofreció a Víctor el puesto de Director Comercial tropezó con esta Halajá, y Víctor mismo, cuando hizo esto en su carrera laboral, también, ya que en ambos casos no se trataba de empleados apalabrados, sino ya contratados (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 237:1).
      2. Y siendo que la prohibición también es para quien recibió la oferta laboral, Víctor también tendrá prohibido aceptar el puesto de Director Comercial.
      3. Todo tiempo que el contrato laboral esté vigente, Víctor no debe abandonar su puesto de trabajo, si esto causara pérdidas a su empleador (Shulján Aruj, Joshen Mishpat 333:4).
      4. El contenido del contrato, tanto en lo referente a la duración del mismo, como a las condiciones, y al sueldo, podrían generar que hubiera algunos cambios en estas Halajot, por lo que, como siempre, lo ideal es consultar con una autoridad Halájica.

      Halijot

      1. “Todos lo hacen…”, le explicó Víctor a su esposa. El Mesilat Yesharim, al comienzo del capítulo sobre la limpieza en el modo de actuar y pensar de la persona, advierte que, si bien no vamos a encontrar en la mayoría de la gente robo abierto y explícito, sí vamos a ver que la mayoría se otorga el permiso de enriquecerse a costa de la pérdida de los demás, bajo la excusa de que “en los negocios es diferente”. Rabenu Bajié, explicando el sentido simple del versículo “No seguirás a la mayoría para obrar mal” (Shemot 23:2), dice: aunque veas mucha gente que no se comporta de un modo moralmente correcto, no vayas con ellos; no los sigas. El Emek Dabar refuerza la idea diciendo: ¡aunque sean la mayoría! Pero… ¿cómo detectar lo moralmente correcto?, y ¿cómo saber qué es obrar mal? Víctor y su esposa por un momento parecieron intuirlo, estuvieron cerca… El Yehudí cuenta con dos armas tan poderosas como hermosas para poder detectar este error frecuente, con tiempo: a. el estudio de Torá, y b. la sabiduría de los Rabanim y Daianim, quienes conocen la profundidad de la Halajá, y están para orientarnos aún en aquello que a veces nos parece obvio.

      Querido lector: nuestros sabios nos enseñan que nunca debemos aprender
      una Halajá a partir de otra que aparenta ser igual o similar. Por favor,
      no saques conclusiones de los casos aquí presentados; dirígete a tu Rabino
      para clarificar qué debes hacer tú en tu caso.

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